miércoles, 22 de octubre de 2014

El Moncayo se viste de gala para las III Jornadas Gastronómicas "De tapeo con los Bécquer"

Moncayo se viste con sombrero de copa. La ocasión lo merece. Los Bécquer vuelven a pasear por Tarazona y su comarca. Tapeando. Comiendo. Disfrutando en las almazaras, en los obradores de las queserías o con el embutido. Las setas o las trufas son el secreto del recorrido.

La bardera se convierte en sol y los colores y sabores lo inundan todo. Estamos en Tierra de Leyendas. Veruela, bien lo sabe. También las brujas de Trasmoz. El Gnomo y las setas de San Martín nos provocan sonrisas sabrosas. El sonido de las campanas nos envuelve y nos devuelve a la tierra. O nos hace mirar al cielo. A Moncayo.

Las puertas se abren para saludar e invitar a entrar a los visitantes, desde Malón hasta Añón. En un camino conocido. En un paisaje soñado. Nos acercamos a él. A sus solanas. Es trasparente como el agua, dulce como las mermeladas o sugerente como los churros de chordón.

Está regado todo por la cultura del vino que atraviesa el tiempo y las rocas, en forma de bodegas en cerro en Vera, de aromas en una mesa o simplemente de los Sabores de la montaña en Litago.

Versos libres todos que guardan la memoria en forma de pucheros en Santa Cruz o de oficios en Lituénigo. Un patrimonio vivo, de todos, que gigantes como Hércules o Caco en Tarazona o en Los Fayos, se encargan de guardar y mostrar.

Los Bécquer cierran el libro, desaparecen en el camino. Como por ensalmo. Ahora comienza nuestra aventura. El verso y la tierra, nos guían.